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El embarazo de Ana Peleteiro fue uno de los más seguidos en el mundo del deporte el año pasado por varias razones. En primer lugar por su determinación: desde el primer momento anunció que iba a seguir entrenando durante el embarazo para no perder su forma física y así lo hizo. Como nos contó en su portada de Women's Health el pasado noviembre, Ana Peleteiro no quería dejar a un lado su faceta de deportista por la maternidad.
Para conseguir este objetivo se unió al equipo de Crys Dyaz, quien adaptó sus entrenamientos en función de sus necesidades y posibilidades del momento. "Me hace sentir deportista y ver que sigo siendo la misma, aunque con un punto de gravedad un poco más adelantado y más pesada" nos confesó en su momento. Tras dar a luz el pasado 20 de diciembre, la medallista olímpica volvió a la carga.
Esperó un tiempo prudencial para volver a entrenar después del embarazo, el que su cuerpo le pidió, y rápidamente volvió a darlo todo en sus entrenamientos posparto. Sin embargo y como siempre suele ocurrir, no es oro todo lo que reluce y pese a haber pasado un embarazo muy fit con su correspondiente posparto también saludable, lo cierto es que Ana Peleteiro no se sentía a gusto con su cuerpo tras dar a luz.
El posparto de Ana Peleteiro, en imágenes
Así lo ha confesado la propia medallista en su cuenta de Instagram, donde ha compartido una publicación hablando de cómo ha sido el posparto a nivel mental para ella. "Hoy me voy a exponer como nunca y a abrirme en algo que nunca antes os había comentado por redes. Desde el nacimiento de Lúa, me costó muchísimo volver a mirarme al espejo… 😔" comenzaba sincerándose Ana Peleteiro.
La atleta sufrió algo por lo que prácticamente todas las mujeres hemos pasado en una u otra etapa de nuestra vida: compararse con las demás. Un error muy común en el que nuestra mente nos juega una mala pasada, olvidando que cada cuerpo es único y no responde igual. "Desde el inicio del embarazo dudé de mi cuerpo, y en el posparto esas dudas aumentaron en un 200%" confiesa. "Estaba todo el rato comparándome con otras chicas, que aparentemente se habían recuperado en un abrir y cerrar de ojos, y no entendía por qué, a pesar de no haber cogido mucho peso y de entrenar tanto durante el embarazo, mi cuerpo no volvía a su sitio con la misma rapidez".
Esta sensación, por suerte, ha sido larga pero no eterna y a día de hoy ya está superada. "Dudé muchísimo de mí, pero de repente un día dejé de hacerlo y empecé a quererme, respetarme y a sentirme orgullosa de todo aquello que mi cuerpo había creado. Y fue entonces cuando todo en un abrir y cerrar de ojos, empezó a volver a su ser".
"Y aquí estamos hoy tres meses y medio después, volviendo a sentirme yo misma, que no la de antes, porque esa Ana nunca jamás volverá (gracias a dios 🙏🏾), orgullosa de haber pasado por todas las fases y orgullosa de haber aprendido una vez más que el cuerpo de la mujer es MARAVILLOSO" concluía la medallista olímpica.